miércoles, 19 de agosto de 2020

Dia 16 - 10.07.2020

Ayer me olvidé de contarte una historia, después de salir de Samos caminando aburridos y aún admirando los hermosos bosques de robles y castaños, en un momento nos encontramos con una chica que regresaba de Santiago a pie.

Entre otras cosas, tuve una relación con la señora cuando pude simpatizar con sus sentimientos durante la pandemia. Tuve un deja vu y fue como retroceder en el tiempo hace 8 años, unos meses después de mi accidente, cuando habían pasado meses desde que había visto los rayos del sol, excepto por la ventana, ni sentí el viento tocando mi cuerpo.


Quizás recuerdes a los que me leyeron "La Historia", en ese momento vivía con mi familia en un departamento, en un 2do piso sin ascensor, y para salir al aire era una verdadera aventura. Probablemente de aquí es el amor mio de salir en mundo, de ver las montanas, y el mar, de conocer los pueblos y la gente  y también mi deseo de motivar a otras personas a viajar, aunque al principio sea con miedo o vergüenza, pero luego puedo garantizar que vale la pena.








Volvamos al día de hoy, todo va sobre ruedas hasta que llegamos al albergue de Portomarín, cuando queremos hacer el alojamiento, notamos que no tenemos ningún documento de identidad. Locos, desempacamos nuestras mochilas para buscarlas y no entendíamos cómo ni dónde las podíamos perder, porque siempre las guardamos en mi bolso, y las demás cosas estaban todas en su lugar. 

Al desplazarnos por el día anterior, nos damos cuenta de que el último lugar donde los usamos fue en la recepción de la pensión en Sarria. Comprobamos si están ahí, y el señor del teléfono nos dice que se olvidó de sacarlos de la fotocopiadora y devolvérnoslos. El Señor se ofrece a enviárnoslos en taxi, para que no tengamos que volver a buscarlos, el descuido nos costó 25 euros.




Siendo los únicos peregrinos nuevamente en el albergue, el propietario nos deja usar la cocina, hacer nuestra propia comida y café, incluso usar los cubiertos y platos del albergue. El dueño del albergue nos cuenta que todos los días a las 19:00 hay un servicio para los peregrinos en la iglesia de San Nicolás.

Es la primera vez que asistimos a un servicio religioso al comienzo del Camino.

 Para nuestra sorpresa, cerca de 30 personas se reunieron en la bonita iglesia, los sacerdotes fueron muy amables y al final del servicio, se detuvieron para hablar solo con nosotros.


Una sensación de amor calienta tu corazón, ser un estranjero a miles de kilómetros de casa, cuando alguien te dice que eres una persona con un don y una misión especial. 

No esperaba que nadie me dijera eso

Todo es divino.

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